En la carrera mundial para ver quién puede ofrecer el servicio de Internet más rápido, ha surgido un contrincante inesperado: Chattanooga, Tennessee.

La empresa de servicios públicos de propiedad municipal, EPB, planea anunciar el lunes que para fines de este año ofrecerá un servicio de Internet de ultraalta velocidad de hasta un gigabit por segundo. Eso es 200 veces más rápido que la velocidad promedio de banda ancha en Estados Unidos.

Sólo Hong Kong y unas pocas ciudades más en el mundo ofrecen un servicio tan veloz, y los analistas dicen que Chattanooga será la primera en Estados Unidos en ofrecerlo. “Esto convierte a Chattanooga, una ciudad mediana del sur, en una de las ciudades líderes del mundo en cuanto a capacidades digitales”, dijo Ron Littlefield, el alcalde de la ciudad.

Hay una salvedad: el servicio de mayor velocidad costará 350 dólares al mes, un precio que puede resultar atractivo para algunas empresas pero para pocos hogares, aunque el servicio se ofrecerá a los 170.000 hogares y empresas a los que presta servicio EPB .

“No sabemos cómo fijar el precio de un concierto”, dijo Harold DePriest, director ejecutivo de EPB. “Estamos experimentando. Aprenderemos”.

La iniciativa de Chattanooga es el resultado de un agresivo plan de desarrollo económico de alta tecnología de los últimos años, que contó con la ayuda de fondos del programa federal de estímulo económico. Pero llega en un momento en que las comunidades, los países y las empresas debaten cada vez más sobre cuál es la mejor manera de impulsar la próxima generación de banda ancha, una tecnología que se considera la puerta de entrada a una nueva ola de productos y servicios basados en Internet.

La administración Obama presentó su estrategia de banda ancha a principios de este año y estableció el objetivo de llevar banda ancha a 100 millones de hogares estadounidenses a velocidades de descarga de al menos 100 megabits por segundo -una décima parte de la velocidad máxima de Chattanooga- para 2020. Estados Unidos, según estudios, está rezagado entre las naciones desarrolladas en la adopción de banda ancha y en las velocidades del servicio.

Eric E. Schmidt, director ejecutivo de Google, y otros líderes del sector tecnológico y gubernamental señalan el pobre desempeño de la banda ancha como un peligro para la competitividad estadounidense que amenaza con dejar al país con un “déficit de innovación” en comparación con otros países.

Para ayudar a cerrar la brecha, Google se comprometió este año a proporcionar servicio a un gigabit por segundo a hasta 500.000 personas en los Estados Unidos. La empresa afirma que 1.100 comunidades han presentado solicitudes y Google hará su selección (una o varias comunidades) este año.

Al anunciar el programa, Google ofreció una muestra de los beneficios de un servicio de Internet de ultraalta velocidad. “Imagínese estar sentado en una clínica rural, viendo imágenes médicas tridimensionales en la Web y discutiendo una condición única con un especialista en Nueva York”, decía su declaración. “O descargar una película de larga duración en alta definición en menos de cinco minutos. O colaborar con compañeros de clase de todo el mundo mientras miran un video en 3D en vivo de una conferencia universitaria”.

Este tipo de visiones de nuevos servicios de alta velocidad en los sectores de la salud, el ocio, la educación y los negocios están detrás de los ambiciosos programas nacionales que se están llevando a cabo en países como Australia y Corea del Sur. Corea, que ya es líder en banda ancha de alta velocidad, planea ofrecer un servicio de un gigabit por segundo a nivel nacional en 2012.

Los expertos coinciden en que un servicio de Internet de mayor velocidad es un objetivo nacional importante, pero no está tan claro si vale la pena invertir en un servicio de muy alta velocidad. Gran parte de las ganancias económicas se pueden lograr y satisfacer la demanda de los consumidores si se avanza por un camino más mesurado, afirman.

Verizon, por ejemplo, ha invertido miles de millones de dólares para modernizar gran parte de su red para ofrecer un servicio de Internet de fibra óptica, a velocidades de 15, 25 y 50 megabits por segundo. Esas velocidades son entre tres y diez veces más rápidas que el servicio de banda ancha estándar; los cargos mensuales son de 50 dólares por 15 megabits, 65 dólares por 25 y 140 dólares por 50. Y la gran mayoría de los clientes de Internet de fibra óptica de Verizon, según los analistas, eligen el servicio de 15 megabits a 50 dólares al mes.

Según los expertos, la demanda de un servicio de un gigabit por segundo podría ser minúscula. “No puedo imaginarme a una empresa con fines de lucro haciendo lo que están haciendo en Chattanooga, porque está muy por delante de lo que está el mercado”, dijo Robert D. Atkinson, presidente de la Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación, un grupo de investigación no partidista.

Incluso DePriest, de EPB, no espera una gran demanda del servicio de un gigabit en el futuro cercano. ¿Por qué ofrecerlo, entonces? “La respuesta es sencilla: porque podemos”, afirmó.

Y, según DePriest, esto se puede hacer con un gasto adicional mínimo, una vez que se instale el cable de fibra óptica en los hogares y las empresas y se instale la electrónica necesaria para una Internet de ultraalta velocidad (más de 100 megabits por segundo).

“La consideración primordial es que se trata de una verdadera herramienta para el desarrollo económico de nuestra comunidad”, afirmó DePriest. “Es la base para crear los productos y servicios de Internet del futuro. Y ya está presente en Chattanooga”.

La empresa de servicios públicos comenzó a instalar fibra óptica en los hogares hace unos dos años y comenzó a ofrecer banda ancha de alta velocidad hace un año. Suministra un servicio de 30 megabits por segundo por 58 dólares al mes, 50 megabits por 71 dólares al mes y 100 megabits por 140 dólares al mes (a fecha del lunes, el precio era inferior al de 175 dólares).

Actualmente, este servicio se ofrece a 100.000 de los 170.000 clientes de la empresa de servicios públicos y estará disponible para todos ellos a finales de año. En la actualidad, 15.000 clientes están suscritos a al menos un servicio de fibra óptica (televisión, acceso a Internet o servicio telefónico), y 12.000 están suscritos al servicio de Internet, una tasa de suscripción elevada en el primer año, afirma DePriest.

El servicio de Internet de alta velocidad se complementa con la red eléctrica inteligente de la empresa de servicios públicos, que fue la razón por la que se instaló el cable de fibra óptica en los hogares en un principio. Las redes inteligentes son redes eléctricas avanzadas que pueden mejorar la eficiencia energética, permitir precios variables según la hora del día y reducir las interrupciones. Requieren redes digitales para comunicaciones bidireccionales y medidores computarizados en los hogares.

EPB ya había iniciado un programa de redes inteligentes antes de que la administración Obama incluyera miles de millones de dólares en subvenciones para proyectos de redes inteligentes en el programa de estímulo económico de 2009. Pero la empresa de servicios públicos de Chattanooga obtuvo una subvención de 111 millones de dólares del Departamento de Energía, lo que aceleró su plan de redes inteligentes. Los fondos federales no se destinaron a subvencionar el servicio de Internet de alta velocidad, dijo DePriest.

Puede que los clientes de la oferta más rápida sean pocos, pero el Dr. James Busch probablemente sea uno de ellos. Es uno de los 10 radiólogos de una clínica que lee e interpreta imágenes médicas de 14 hospitales y clínicas en Tennessee y Georgia. Esas imágenes médicas cargadas de datos se transmiten por Internet.

“El modelo de negocio funciona porque el ancho de banda está muy disponible en Chattanooga”, dijo el Dr. Busch.

Los requisitos de ancho de banda para la práctica no harán más que aumentar, afirmó, y el servicio más rápido a domicilio ayudará. “Nuestros médicos podrán leer imágenes desde casa”, afirmó el Dr. Busch. “Eso podría cambiar nuestra práctica”.